viernes, 19 de octubre de 2007

El Sentido de la Disciplina


Recientes acontecimientos acaecidos en mi vida han puesto de manifiesto una pregunta que me corroe desde hace semanas. ¿Qué sentido tiene la disciplina que tanto me jacto en promover?
En la entrevista que mi querida madrina Ana me hizo hace ya algún tiempo comenté que veía el BDSM como empatía. Ahora no es que me retracte de ello, sino que se ha matizado bastante más la definición. BDSM es una disciplina, pero no una disciplina como la filosofía, aunque tengan mucho en común, sino como una disciplina de realización personal. Para ahondar en el más profundo lado de la sexualidad humana y que en todos late incansable.
En esta disciplina intervienen dos individuos base: el dominante y el sumiso. Juntos investigarán ese lado oscuro y poderosamente erótico que es el BDSM. Pero toda disciplina tiene un método de acción y de conocimiento, es aquí dónde el dolor aparece. Al igual que Descartes usó la duda (una emoción negativa, aludiendo a Spinoza), este camino instrumentaliza el dolor para la obtención del placer que tanto hace evolucionar a una persona.
Cierto es que el sumiso puede alcanzar cotas más altas de realización, pero el dominante experimenta la sensación de, incluso, poder detener el tiempo a su antojo.
A escasos días de firmar mi primer contrato, el sentido del protocolo rompe con la disciplina que tanto me he esforzado en imponerme... Maldito cien veces, Prometeo, por esclavizarme a tu fragancia y fascinación...

3 comentarios:

efe dijo...

Si es cierto tu razonamiento estimado lord.
Es una lucha por alcanzar los estremos lo que que yo experimento dentro de esta para mi una filosofía que es sentir, amar o sufrir.
El Dominante crea el espacio y el sumiso lo disfruta pero en realidad ambos construyen algo en comun.
Un saludo.
efe

M.M.S dijo...

no maldigas a Prometeo, que la fascinación es un arte. y la disciplina también, pero bien entendida. Al igual que adiestramiento , el sumiso aprende y el amo experimente y se crece. Crece en poder, en valor, en seguridad, autoconfianza y en crecimiento personal.
La disciplina se convierte en instrumento para intensificar el goce de ambos.
Intensa reflexión , que me hace partipar de ella.
Mi Lord adorable, dejemos los miedos aparte y lancémonos al vacío del aura.
Besos amorosos con hojas ocres de un hayedo otoñal

Lord Mayfair dijo...

Lancémonos, sí, de cabeza al profundo océano del desconocido SEXO... Usemos el poder que el sumiso nos cede para tocar el cielo y comernos a Dios para ocupar su lugar...

(Una expresión un tanto atea y casi nihilista... jaja)

Besos a los dos,

L.M.