martes, 8 de enero de 2008

Los Nobles también lloran...


Las Palabras, lo que más quiero y respeto, aquello de cuyo dominio de jactaba... El lenguaje formal que había heredado de la diosa Atenea se enrolló alrededor de mi cuello lentamente para apretarme con fuerza ante la desesperación por una pérdida inminente.
La supuesta nobleza que me caracterizaba perdió anoche su exquisitez, su divinidad.
Palabras erróneamente escogidas provocaron que cayera la máscara, su máscara... Se mostró tal cual es, y aunque desde siempre ese fue mi deseo, no supe medir el alcance de lo que decía, y lo que me mostró no fue agradable...
Yo siempre hablo entre líneas; él detesta los rodeos, quiere claridad.
Recuerdo una frase que no entendía hasta este momento: Vanidad y Felicidad no son compatibles... Y hablo de mí al decir que ahora hay poco sentido, ¿de qué me sirve una disciplina si no controlo mis poderes? ¿De qué me sirve tenerte si no te entiendo? ¿De qué sirve esto si no podemos hacerlo parte de nuestra vida?
Anoche perdí la cortesía y la nobleza al provocar oscuros sentimientos... Hice surgir su Furia, y su llegada no siempre es productiva. Adoro las Tragedias cuando solamente son producto de la imaginación, pues vivir una te aparta de los brazos de Morfeo.
"Las Disculpas son sólo palabras", dijiste... Solamente espero que me dejes subsanar el daño... Sabes quién eres y sabes lo que significas... No me obligues a fingir Tranquilidad en mi vida vainilla, cuando aún lucho porque esto sobreviva, por favor.

Tuyo,

L.M.

No hay comentarios: